Sigo a tu lado porque me salvaste la vida... pero estoy harta de tus pensamientos, harta de siempre tener que pensar que tú mandas, harta de que me cortes las alas cada vez de que las ilusionas con que van a crecer.
Harta de tener que vigilar cada movimiento de mi cuerpo para que tú estés orgullosa, de pensar que has cambiado, que todo esta bien, que es normal y luego volver a lo mismo porque a lo mejor no lo haces con mala intención, porque me quieres ¡o eso creo a veces!
No sabes como duele opinar en algo en lo que estás completamente segura y que llegue ella hable y sea un si rápido.
Porque miro atrás ¿y que veo?. Por desgracia, lágrimas.
Porque estoy harta de que no me tengas en cuenta, de que digas que NO ME ENTERO DE NADA Y TÚ, SOLO TÚ, SEAS LA CULPABLE DE... ¡DE NO HABER CONTADO CONMIGO!
Puede que todo no sea cierto, puede que me arrepienta de esta entrada, pero la rabia se a apoderado de mi.
¡¡Me duele pensar que eres la única que hace que derrame lágrimas tan fácilmente!!
Ahora viene lo bueno, alégrate, se me a pasado un poco, aunque luego volverás, abrirás la puerta que nos separa y querrás más. Yo te diré que no, que no sigas, que me canso, y es porque no puedo más.
¿Que pasa? ¡¿Que somos tal iguales que a veces ni nos soportamos?!
Bueno... Supongo que después de todo esto, me siento en la obligación de darte las gracias por darme un corazón, una mente y estos fantásticos sentimientos, porque sin ti tal vez en estos momentos no tendría esta vida tan maravillosa. Gracias por cuidarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario